Las tasas de asma han ido aumentando desde hace algún tiempo: en 2009, casi 1 de cada 12 estadounidenses fueron diagnosticados con esta enfermedad inflamatoria de largo plazo que restringe las vías respiratorias y dificulta la respiración.
Otros síntomas incluyen tos, sibilancia y opresión en el pecho, y estos a menudo empeoran cuando el paciente también está luchando contra un resfriado común o una gripe.
El asma afecta a personas de todas las edades, pero especialmente a los niños: hasta un 10% de los niños son diagnosticados con asma infantil. Muchos de ellos la superarán con la edad, pero la enfermedad y el tratamiento pueden afectar a largo plazo a su función pulmonar y a otros factores de crecimiento.
Si bien existen medicamentos que ayudan a controlar el asma, los expertos médicos destacan la importancia del entorno para esta afección. A continuación, se indican cinco formas de reducir el riesgo de sufrir ataques de asma:
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