Podemos tener cuidado con esa botella de lejía, la lata de pintura o la ominosa botella de solución química desconocida que encontramos en el sótano. Pero ¿qué pasa con las acciones cotidianas que pueden exponernos sin saberlo a sustancias potencialmente dañinas? Siga leyendo para descubrir algunas fuentes sorprendentes de exposición a sustancias químicas y qué hacer al respecto.
El problema: El agua que usamos para ducharnos tiene El agua tratada con una variedad de productos químicos inhibe el crecimiento de patógenos. En el mundo industrializado, la mayoría de las plantas de tratamiento de agua utilizan cloro. Sin embargo, el cloro se combina con materia orgánica para formar subproductos de desinfección llamados trihalometanos (THM). Uno de ellos es el cloroformo, que se inhala mientras se ducha. Como la piel es el órgano más grande, también ingiere toxinas que se encuentran en el agua. Un estudio de la Universidad de Pittsburgh descubrió que corre más riesgos ducharse con agua clorada que beberla.
La solución: lavarse sigue siendo importante, así que no lo deje de golpe. Tome duchas más cortas e instale un filtro en el cabezal de la ducha. Se pueden conseguir fácilmente en Internet y filtran el agua antes de que entre en contacto con la piel. Algunas culturas también prefieren el método de sentarse y lavarse con un paño, que minimizaría el contacto de la piel con los contaminantes.
El problema: el uso de agua de grifo tratada, detergentes agresivos para la ropa, lejía y suavizantes líquidos para la ropa puede exponer a los usuarios a sustancias químicas como el acetato de bencilo (relacionado con el cáncer de páncreas), el alcohol bencílico (irritante de las vías respiratorias superiores), el etanol (relacionado con trastornos del sistema nervioso central), el limoneno (un carcinógeno conocido) y el cloroformo (una neurotoxina y carcinógeno). Las sustancias químicas suelen adherirse a la ropa y liberarse lentamente o ser absorbidas por la piel.
La solución: cambie a detergentes para ropa más naturales y blanqueadores sin cloro, y evite por completo el suavizante de telas (en su lugar use ¼ de taza de vinagre blanco para evitar que las telas se peguen).
El problema: el uso excesivo de la secadora no solo se relaciona con posibles riesgos de incendio, sino también con problemas de calidad del aire en interiores. Las secadoras más antiguas pueden tener componentes que contienen amianto, como fieltros, aislamiento de la cámara de combustión, correas de transmisión y componentes eléctricos. Los expertos desaconsejan el uso de toallitas para secadora para evitar la electricidad estática y proporcionar un tacto más suave a la ropa.
La solución: la mejor manera de darle un olor fresco a la ropa es colgarla al aire libre para que se seque. Reemplace las toallitas para secadora tóxicas por bolas para secadora o versiones reutilizables. Comuníquese con el fabricante sobre posibles problemas de asbesto, si la secadora es un modelo antiguo.
El problema: la mayoría de las pastas de dientes comerciales contienen sustancias químicas nocivas, entre ellas Fluoruro de sodio, triclosán, lauril sulfato de sodio, propilenglicol y DEA. Estos productos químicos han sido objeto de escrutinio durante mucho tiempo por sus posibles riesgos para la salud, como cáncer, alteración hormonal, anomalías orgánicas, irritación y otros problemas.
La solución: existen muchos productos alternativos que se pueden utilizar para limpiar los dientes, como sal marina, bicarbonato de sodio, peróxido de hidrógeno, polvos dentífricos, aceite de coco y agua básica. ¡Encuentra uno que funcione para ti!
El problema: como se mencionó anteriormente, el agua del grifo ha sido tratada para que sea segura para el consumo. Esto significa que la mayor parte del agua disponible en América del Norte contiene trazas de cloro, flúor, pesticidas, fertilizantes, metales pesados, petroquímicos, dioxinas, materiales radiactivos y microorganismos.
La solución: beber agua filtrada si es posible. El agua embotellada puede ser una alternativa, pero compruebe la etiqueta para ver si ha sido filtrada (de lo contrario, podría ser simplemente agua del grifo de otro lugar). La mejor manera de evitar el consumo de plomo del agua del grifo es utilizar únicamente agua del grifo fría para beber, cocinar y preparar la fórmula del bebé, y dejar correr el agua durante un minuto antes de utilizarla.
El problema: Con la proliferación de tiendas de alimentos orgánicos Y parece que la mayoría de las personas son conscientes de los riesgos que conllevan los productos químicos presentes en sus alimentos. Muchos de los alimentos que compramos contienen una cantidad alarmante de sustancias químicas potencialmente dañinas, como pesticidas, herbicidas, fertilizantes, conservantes, colorantes y sabores artificiales, y grasas y edulcorantes de producción industrial.
La solución: evitar los alimentos procesados siempre que sea posible y, en su lugar, preparar alimentos integrales. Aumentar la cantidad de frutas y verduras orgánicas que consumes y comprar alimentos a granel para reducir los costos. Consumir menos carne, productos lácteos y pescado. A todos nos vendría bien un poco más de calidad en lugar de cantidad, ¿no?
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George Luker
mayo 13, 2017
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